Sí se puede emprender con visión social

El título de este post hace referencia a una ponencia que me invitaron a realizar hace unos días, comparto aquí algunas de las reflexiones que hice mientras leía sobre el tema y realizaba la presentación que me acompañó durante los 30 minutos que duró mi exposición.

La primera pregunta que surgió en mi cabeza cuando leí el título de la ponencia fue la siguiente: ¿será posible emprender sin una visión social?

Por lo general cuando hablamos de emprendimiento hacemos una diferenciación entre el de carácter social, aquel que se manifiesta a través del desarrollo de proyectos orientados a producir bienes y servicios públicos, como acceso al agua potable, luz eléctrica, calles pavimentadas, etc., que no están asociados al lucro y el emprendimiento económico, que se refiere al desarrollo de proyectos de inversión que generan bienes y servicios de carácter privado y que están asociados a la recuperación del capital invertido y la obtención de una rentabilidad financiera o ganancia.

En el primero de los casos la relación con lo social está claramente establecida, ahora cuando hablamos de emprendimiento económico, tendemos a imaginar, erróneamente, a “empresarios” o personas que montan algún tipo de negocio con la única finalidad de enriquecerse, lo que nos hace difícil relacionar este tipo de emprendimiento con aportes a la sociedad.

Esta idea a priori que podemos formarnos sobre el emprendimiento económico desaparece una vez que analizamos el rol que juega este en el crecimiento y desarrollo de las sociedades. El emprendimiento, independientemente del tipo que sea, es un proceso a través del cual se transforma una realidad en la que existen necesidades, pasando a una situación donde estas han sido satisfechas y se ha generado mayor bienestar colectivo e individual. Lo que convierte al emprendedor en un transformador con la capacidad de identificar necesidad, generar ideas para satisfacerlas y gestionar proyectos que le permitan cristalizarlas.

Al llevar adelante su proyecto y obtener un resultado el emprendedor no solo mejora su calidad de vida y la de su grupo familiar al alcanzar un mayor ingreso, salir de una situación de desempleo o simplemente desarrollar una idea que le causa satisfacción personal. Durante el proceso de emprendimiento seguramente se generarán bienes y/o servicios que van al mercado y que permiten a los consumidores satisfacer sus necesidades.

Además hay un efecto en la competitividad ya que al introducir nuevos bienes y servicios al mercado debería generarse una mejora en los precios, al tener los consumidores una mayor gama de productos entre los que elegir. Esto también promueve la innovación, ya que los emprendedores deben dotar a sus productos de características especiales que les permitan posicionarse en el mercado de manera exitosa.

El emprendedor debe rodearse de un conjunto de personas que le acompañen, es decir que además genera empleo no solo para él sino para un conjunto de personas.

Todos estos elementos me llevaron a la conclusión de que es imposible emprender sin una visión social y en caso de que el emprendedor este más motivado por razones individuales, su proyecto definitivamente impactará en el colectivo generando bienestar.

La segunda interrogante que me planté estuvo referida a cuáles eran las condiciones necesarias con las que debía contar una sociedad para poder emprender.

En primer lugar gente visionaria con la capacidad de identificar oportunidades, con ideas innovadoras para solucionar problemas y necesidades y con la voluntad para sacarlas adelante.

Los emprendedores deben contar con apoyo técnico que les permita formular, evaluar y gestionar sus proyectos de manera eficiente.

Acceso al financiamiento para el emprendimiento, las instituciones financieras deben flexibilizar sus requisitos para acceder a los recursos y además deben crearse otros mecanismos como fondos de capital de riesgo, etc.

Y por último, deben crearse leyes que incentiven y apoyen el emprendimiento debido a la importancia que este tiene para el crecimiento y desarrollo económico.

Cierro este post con la frase que utilicé para finalizar mi ponencia: Emprendamos siempre con la visión de generar transformaciones sociales, recordemos que si nuestra colectividad está mejor, definitivamente nosotros también lo estaremos.

Las 3R's, complemento del monitoreo de proyectos


Hace un par de años, a comienzos de 2008 para ser exactos, el gobierno venezolano propuso una metodología conocida como las 3R’s para que todas las instituciones del Estado evaluasen cómo había sido el desempeño de su gestión hasta esa fecha. Esta herramienta, en mi opinión, podría sernos de mucha utilidad en el desarrollo de nuestros proyectos, por esa razón me gustaría comentarles de qué va en este artículo.

Como ya hemos comentado con anterioridad el seguimiento o monitoreo de proyectos nos permite conocer cómo se va desarrollando este, según el valor que tomen los indicadores en un momento determinado. Estos nos señalan si nuestra gestión está logrando resultados según lo que hemos planificados o no.

Ahora bien, si los resultados no son los esperados seguramente querremos saber qué fue lo que pasó, y lamentablemente los indicadores no nos darán ninguna explicación al respecto ya que solo son señales de alerta que nos dicen si vamos bien o mal. Es aquí donde entran las 3R’s como un complemento para el proceso de seguimiento, permitiéndonos ir más allá del valor tomado por el indicador, identificar problemas en la gestión, solucionarlos y seguir adelante con la ejecución de nuestro proyecto.

Revisar, rectificar y reimpulsar

Supongamos que llegó el momento de medir nuestro desempeño y los indicadores nos muestran que estamos fuera del plan, por ejemplo debimos haber construido 40 casas y solo hemos materializado 30 ó debimos haber formado a 50 personas y en nuestros talleres solo han participado 20. Estos resultados son preocupantes para nuestro proyecto, porque de seguir así nuestra gestión no lograremos cumplir con los objetivos previstos a tiempo ni con la calidad deseada y seguramente incurriremos en sobre costos.

Qué debemos hacer, revisar, rectificar lo que no haya salido según el plan y reimpulsar nuestros esfuerzos.

Inicialmente debemos realizar una revisión exhaustiva de todo lo que hemos hecho hasta el momento dentro del proyecto, con la finalidad de identificar cuáles fueron las actividades que no se realizaron o se hicieron fuera del tiempo, costo y calidad establecidos en el plan.

Una vez identificadas las actividades debemos indagar las causas que nos llevaron a incumplir con la planificación. Supongamos que no pudimos construir las 10 casas que nos faltaron porque la mitad de nuestro personal en la obra se enfermó ó que en nuestros talleres no se logró la asistencia deseada porque fueron realizados los días de semana y las personas se encontraban ocupadas en otras actividades.

Culminamos entonces nuestra revisión con dos entregables o resultados importantes: sabemos que fue lo que no salió bien y él por qué.

Luego de revisar nos toca rectificar, esto consiste en reformular todas aquellas actividades que no se realizaron según el plan, para que podamos ajustarlas a este y cumplir con los objetivos planteados por el proyecto.

En la rectificación podríamos decidir contratar más personal, aumentar las jornadas de trabajo, cambiar de fechas las actividades, etc., con tal de alcanzar nuestras metas propuestas. En los libros se habla de aceleradores, que son mecanismos que nos permiten incrementar la velocidad con que ejecutamos las actividades del proyecto, en función de cumplir con el cronograma.

Supongamos entonces que para cubrir nuestra cuota de 10 casas faltantes decidimos contratar más personal y abrir una nueva jornada de trabajo cada día y en el caso de los talleres realizarlos los fines de semana para poder incrementar la asistencia y así regresas a nuestro plan original.

Finalmente solo nos queda el reimpulso, que no es más que comenzar a ejecutar para corregir los problemas que hemos identificado, haciendo que todo vuelva a su cauce natural.

Aunque hacemos énfasis en el uso de la revisión cuando las cosas no han salido según lo previsto, es importante que este proceso también lo realicemos en el caso contrario ya que nos permitirá conocer y documentar lo bien que hemos gestionado el proyecto y esa información generará aprendizaje para el futuro.

También es importante destacar que aunque la inversión de tiempo y esfuerzo que hacemos en la fase de formulación del proyecto está orientada a evitar la re-planificación de actividades, tratando de prever todos los acontecimientos que puedan presentársenos durante la ejecución y ocasionarnos retrasos, los que trabajamos en esta área sabemos que es poco probable que todo salga exactamente según el plan y de allí la importancia de un seguimiento constante y de las 3R’s como herramienta en el caso de que tengamos que corregir el rumbo.

Los proyectos en las organizaciones, cómo diagnosticar y satisfacer necesidades internas


Como hemos comentado con anterioridad los proyectos son los mecanismos que utilizamos los seres humanos para desarrollar una idea que vaya en función de la transformación de una situación de necesidad, satisfaciendo esta última. Por lo general hablamos de necesidades de mercado, haciendo referencia a los requerimientos de nuestros clientes reales o potenciales, para justificar cada una de estas iniciativas. Sin embargo, no todos los proyectos se realizan para producir bienes y servicios destinados a los consumidores externos.

Las organizaciones también se enfrentan a problemas y necesidades de carácter interno, como por ejemplo la adecuación a algún cambio regulatorio, tecnológico u operativo o a la exigencia de algún socio, las cuales deben ser atendidas a través del desarrollo de un proyecto. Para ilustrar estas situaciones, donde los clientes forman parte de la organización, les comento algunos casos de los cuales he sido testigo o participante.

El 1 de Enero del año 2008, en Venezuela comenzó a circular una nueva moneda denominada Bolívar Fuerte, para esa época me encontraba trabajando en una institución financiera y desde mi posición tuve la oportunidad de participar en un proyecto, desarrollado durante buena parte del año 2007, que buscaba adecuar la plataforma tecnológica de la institución, para poder cumplir con los requerimientos de la nueva normativa en materia monetaria.

En el año 2006 fui testigo de la elaboración de un proyecto, desarrollado por las autoridades aeronáutica de Venezuela, cuya finalidad era introducir cambios de carácter operativo en el uso que las empresas aéreas hacían de las rutas, para que este fuese más eficiente.

Y en el año 2005 participé como coordinador de un proyecto originado en la necesidad de uno de los socios de la empresa en la que prestaba mis servicios, quien estaba interesado en la apertura de oficinas comerciales en Centro América para expandir las operaciones de la firma.

De la misma manera que las organizaciones monitorean los mercados en busca de oportunidades de negocio, deben también estar en la capacidad de diagnosticar sus requerimientos internos para darles respuesta y mantener la eficiencia y efectividad de sus operaciones. A continuación algunos tips que nos permitirán identificar estas necesidades.

Identificando las necesidades de la organización

Los requerimientos internos de la organización se presentan por lo general como problemas que deben ser resueltos. Nuestra labor entonces consistirá en identificarlos, para poder conocer sus causas, consecuencias, los posibles caminos que podemos emprender para solucionarlos y finalmente elegir uno de estos.

Este proceso donde identificamos problemas y soluciones debe contar con la participación, si no es posible de todo el equipo del área a ser diagnosticada, al menos de una parte representativa de este. Garantizando la discusión de diferentes puntos de vista y la obtención de una solución más completa que la que seguramente obtendríamos de un ejecutivo o un grupo reducido de estos.

Entre las muchas herramientas con las que contamos para llevar adelante este proceso tenemos la muy conocida lluvia o tormenta de ideas, que promueve la participación de los miembros del equipo en la identificación de problemas y la búsqueda de soluciones para estos.

También podemos utilizar la metodología de los seis sombreros para pensar , de Edward de Bono, en la cual, a través de la utilización de seis sombreros que representan el pensamiento numérico, emocional, pesimista, optimista, creativo y de control, podemos tomar en cuenta todas estas perspectivas a la hora de formular soluciones a los problemas organizacionales.

O las discusiones que generen conflicto controlado y que nos permitan romper con el “pensamiento grupal”, sacando lo mejor de nuestras ideas para proponer soluciones.

Como estas existen muchas otras herramientas que podemos utilizar, lo importante es que en el proceso de discusión podamos combinar, a través de la participación, opiniones expertas con la creatividad, que den como resultado soluciones innovadoras, eficientes y efectivas a los problemas que debemos resolver.

Recordemos además que nadie conoce mejor los problemas que pueden presentarse en determinada área de la organización que aquellas personas que realizan el trabajo y seguramente ellos podrán contribuir con sus ideas a la búsqueda de una solución.

Fuente consultada: Gerencia de Proyectos un enfoque latino, escrito por el Ing. Luis Enrique Palacios y publicado por la Universidad Católica Andrés Bello, Caracas, Venezuela, año 2005