El estrés, un actor en el desarrollo de proyectos



Seguramente todos hemos sido víctimas en alguna oportunidad del estrés, la llamada “enfermedad de los tiempos modernos” que se manifiesta a través de una sensación de angustia, dolor de cabeza, pulso acelerado, tensión muscular, parálisis e inseguridad ante los problemas, etc.,  y que puede desencadenar en enfermedades graves, poniendo en riesgo nuestra salud y vida.

Los que trabajamos en proyectos estamos expuestos a diario a situaciones estresantes, provocadas por la incertidumbre propia de estas iniciativas y la alta exigencia sobre el logro de resultados que cumplan con la calidad, en el tiempo y dentro de los costos que hemos planificado. Por esto se hace necesario que establezcamos una estrategia para manejar el estrés y evitar que afecte nuestro desempeño y nuestra integridad física y psicológica.

El estrés es la respuesta que ofrece nuestro organismo a situaciones límite, en las que nos sentimos bajo presión, tenemos alguna responsabilidad importante o nos enfrentamos a alguna amenaza, real o imaginaria. A pesar de que siempre hablamos de su óptica negativa, el estrés tiene un lado positivo, que puede representar una oportunidad, tanto a nivel individual como para el desarrollo del proyecto.

Cuando sentimos que estamos preparados y podemos mantener bajo control la situación que nos causa estrés, experimentamos una respuesta positiva ante esta, que nos motiva y nos permite incrementar y mejorar nuestro desempeño. Mientras que si no nos sentimos preparados y percibimos que los problemas nos desbordan, nuestra respuesta ante la situación estresante será la parálisis. 

¿Cómo manejar el estrés de manera efectiva?

El gerente o líder de un proyecto tiene la responsabilidad de ayudar a los miembros del equipo y al resto de los participantes en la iniciativa, a manejar el estrés de manera efectiva. Para tal fin Vijay K. Verma nos presenta un conjunto de recomendaciones prácticas en su libro Human Resources Skills for the Project Manager.

En primer lugar debemos identificar las fuentes del estrés, por lo general en los proyectos el cambio y el conflicto son dos de las más comunes. Debemos entenderlas y analizarlas, para familiarizarnos con el tipo de respuesta que ocasionan y cómo esta última afecta, física y emocionalmente, a las personas. Reconocer cuáles son las situaciones que nos generan estrés puede ayudarnos a estar mentalmente preparados para que reduzcamos su impacto.

Como gerentes debemos procurar que el ambiente del proyecto sea lo más estable posible, que existan reglas claras y que estas sean cumplidas por todos los involucrados. De esta forma mitigamos un poco la incertidumbre y evitamos el común cambio de planes, que prioriza lo urgente sobre lo importante, y que tiende a estresarnos. 

Es importante también motivar a los miembros del equipo, promover su participación, establecer canales de comunicación abiertos, reconocer sus logros y favorecer su formación y capacitación profesional. De esta manera estamos incentivando una respuesta positiva ante cualquier problema que se nos pueda presentar

A nivel individual, además de contar con herramientas para enfrentarlos, es importante que mantengamos una actitud positiva ante los problemas y el cambio, lo que nos facilitará evaluar y hacer frente a la situación que se nos presente de una manera efectiva y sin afectar nuestra salud o estado de ánimo, entendiendo además que no estamos en la capacidad de cambiarlo todo y debemos aceptarlo, con la menor carga de frustración posible. 

Por si se preguntan cómo manejo yo el estrés, tanto personal como profesional, intento no procrastinar, trato de sacar lo mejor de cada una de las situaciones que se me presentan a diario, dedico al menos una hora al día a alguna actividad física, practico la meditación y me mantengo lo más alejado posible de la computadora y el móvil los fines de semana. 







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